viernes, 12 de octubre de 2012


Actualizaciones #1

Hola a todos aquellos que lleguen a leer esto así de pasadita ¿Qué ha pasado? Si, ya se que tengo bastante que actualizar estos días, por ejemplo, en este momento estoy terminando de retocar el segundo capítulo de "Como Perros y Gatos" http://www.fanfiction.net/s/8430733/1/Como-perros-y-gatos

Es HitsuKarin por si gustan leerlo XD Y también termino de arreglar algunos FanFics que recién estoy terminando de arreglar, por ejemplo, tengo uno largo de unos... 8 capítulos, el cual se llama 7 things, una combinación de romance, comedia y UA :3

Por cierto, si alguien me quiere responder por aquí ¿A quién desean para pareja de Ichigo en el fic "12 cartas"? http://www.fanfiction.net/s/8435755/1/Doce-Cartas

En fin, ese también lo estaré actualizando por estos días (quiero suponer, si no me sale algún imprevisto y mi karma esta de buenas; siguiendo con este punto, me gustaría invitarlos a otro blogger, esta entre los que sigo, es la comunidad HitsuKarin de Michi-chan n.n oh y en FanFiction también subí ya mi actualización del FanFic "Felicidad" del cual tengo el primer capítulo subido en este Blogg: http://www.fanfiction.net/s/8328637/1/Felicidad ese es el link en FF.net

Ya aprovechando su hospitalidad, pronto les subiré resúmenes de mis próximos FanFics :D



Asteron Astix Kurosaki Hitsugaya

viernes, 24 de agosto de 2012


••Felicidad••

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Ch. 1 Nuevos Planes


El despertador vuelve a sonar, tercera vez en ser apagado, más otro molesto ruido se hace presente, esta vez en la ventana de la habitación, espacio que se encontraba junto a una puerta, la cual da a una especie de balcón, que unía esa habitación con la de la casa vecina, un espejo en esa recamara unida: una ventana y una puerta, solo que de manera contraria, dejando la ventana de aquella con la puerta de la recamara de quien se acababa de levantar.
-Molesto –refunfuñó levantándose de la cama y dando pasos torpes y enrabietados, luciendo una larga camiseta que llegaba unos cinco centímetros sobre las rodillas, de un color gris oscuro; todo lo contrario a las bermudas que también vestía, dejando resaltar un físico bien formado para tener solo dieciséis años, también resaltaban aquellos orbes ónix que tenía, los cuales combinaban a la perfección con el cabello negro ébano, llegó a la puerta, la abrió furiosa y una piedra de adorno de pecera color ámbar, golpeó su frente -. Maldito enano de primaria ¡Déjame dormir!
-¡A quién diablos le dices enano de primaria! ¡Bruja! –refunfuñó el insultado, para devolver la agresión, basado en el cabello despeinado de la morocha, que aunque se encontraba revuelto, de alguna manera resaltaba sus finas facciones en su rostro adormitado.
El chico, ojos de un azul turquesa enigmante, piel clara, mismo tono que la azabache, esbozó una sonrisa triunfante al haber ganado la discusión, pues la chica comenzó a arreglar torpemente su cabellera con las manos; el vestía un pantalón escolar liso, una camisa azul de medio tono obscuro, debajo de una de vestir negra y un chaleco que se abotona, del mismo tono que el pantalón: blanco nieve, mismo color que su inusual cabello, el cual mantenía una extraña forma que desafiaba las leyes de la gravedad, aunque esto solo en parte de este, pues justo en la parte donde estaba su nuca, estaba sujetada una coleta de caballo algo larga, pues cinco centímetros después de la liga que lo sujetaba, todavía seguía su cabello.
-Creo que se te hará tarde para la graduación Karin –volvió a hablar más tranquilo esta vez, sonriendo y luego frunció el ceño -. Contigo siempre es lo mismo.
-¡No te pases! ¡Es tan tarde! –observó el reloj de su habitación y entro corriendo: tomó su toalla, sus sandalias de baño y la mitad de su vestimenta, pues no localizó el resto en la habitación.
Dejó solo al peli blanco en el “balcón” el cual solo arregló/desarregló un poco su cabello, entró a la habitación de la morocha y comenzó a arreglar la cama del cuarto. Una recamara grande, la cama estilo occidental estaba pegada a la esquina derecha del lugar que daba al pasillo de la casa, junto a esta, un pequeño buró con una lámpara de noche y una fotografía con una gran familia: el hombre maduro de cabello negro y la mujer hermosa de cabellera castaño claro, frente a ellos un chico de llamativo color de cabello, anaranjado y ojos color chocolate que abrazaba sobre protectoramente a dos niñas más chicas que él; una tenía el cabello rubio cenizo con un vestido rosa y la otra era la azabache con pose de victoria, pero más joven, de unos once años… recordaba claramente esa foto.
Ese día, ambos habían tenido un partido, diferentes equipos, pero igual se divertían juntos; el equipo de futbol de la Academia femenil de Karakura se enfrentaba con la Escuela para muchachos de Karakura, precisamente las escuelas a las que él y ella asistían. El equipo femenil no estaba a la altura de su capitana Karin Kurosaki, lo mismo que sucedía con el otro equipo, eran unos perdedores a un lado de su capitán, el niño prodigio, Toshiro Hitsugaya.
Cero a cero, empate, todos exhaustos, todos menos esos dos traviesos, mejores amigos desde bebes, según sus madres –las cuales eran mejores amigas desde la secundaria-, aunque siempre unos feroces competidores entre ellos mismos. Soltó el peli blanco un bufido, el cuarto estaba hecho un desastre, levantó los libros, el balón de soccer y encontró el resto de la ropa que la azabache había dicho llevaría a la escuela ese día, sonrió divertido y salió por el mismo lugar por donde entró, dejando una habitación medianamente agregada detrás de él, por lo menos de la parte visible, pues el huracán detrás de la pared, donde se encontraba justamente su ropero, ahí ni el albino tenía el valor de poner un pie.
Salió por donde entró, justo cuando la morocha salió por la puerta de su recamara que daba al baño, solo con una playera blanca con líneas bordadas de color rojo en la parte inferior, larga, a penas y lo suficiente como para cubrir su ropa interior de color azul naval, unas calcetas blancas a la altura de sus rodillas y su cabello largo que caía en cascada hasta la altura de su espalda baja, llegando a su cadera, lacio negro profundo, aún se encontraba húmedo, además de poco arreglado, pero mantenía a su rostro enmarcado con dos mechones que caían por sus mejillas rosadas por el calor del agua.
-Bien, ahora si ¿Dónde demonios esta el resto? –puso sus manos a modo de queja en su cintura, dando algunos pasos para acercarse a por donde hace unos momentos se paseaba el chico de ojos verde turquesa, llegando así a recargarse con sus palmas en el escritorio donde descansaba un ordenador portable, su escritorio, justo frente a este, estaba la puerta donde le había gritado al albino.
-En el sofá inflable al pie de tu cama, por cierto, deberías cerrar la puerta y las cortinas Karin. Además si quieres no llamar la atención, cuida lo que muestras –voz socarrona, burlona y un toque de picardía solo para molestar a la mencionada, quien sintió su rostro arder, viró la cabeza solo para notar al chico oji turquesa recargado en el barandal del mini balcón, justo en la zona que daba una buena vista a la recamara de la susodicha.
-¡Toshiro idiota! –explotó finalmente, totalmente roja, azotó la puerta y cerró de un furioso tirón sus cortinas azul cielo, al tiempo que gruñía muy molesta y avergonzada -. ¡Pervertido!
De un lado de la puerta la morocha hacía su berrinche y del otro el chico reía por lo bajo “Se ve linda sonrojada” pensó entretenido y negó con la cabeza, después de todo, era el mejor amigo de la Kurosaki y siempre le gustaba molestarla, pero sabía cuando era el límite y que era lo que en verdad podía hacer que se enojara su amiga.
Llevó las manos a sus bolsillos y entró a su habitación, cerró bien el balcón, pese a saber que ambos chicos tenían una cerradura gemela, en acuerdo mutuo, por lo que ella podría entrar fácilmente. De un sofá, frente al mueble donde se encontraba una televisión de veinticinco pulgadas, varias consolas y un DVD, tomó una mochila con el estampado de un dragón azul marino, dio una mirada a la parte menos personal de su habitación desde el umbral de la salida de esta y salió, bajando las escaleras, pasando de largo la recamara vacía de sus padres, justo frente a la suya y a los baños de ambas habitaciones, los cuales se encontraban alineados simétricamente; al bajar se giró a la derecha y notó que una voluptuosa mujer se encontraba en la cocina, cabello rubio, con ojos azul cielo, bellos y expresivos, adornados en el rostro junto a una gran sonrisa que solo se amplió más a la presencia del peli blanco.
-Shiro-chan, hijo, el desayuno, ya está la mesa –comentó terminando de arreglar algunos condimentos en la alacena alta de la cocina.
-Es Toshiro, ni porque tu elegiste el nombre puedes llamarme así… -regañó, ese apodo solo le daba dolores de cabeza indeseado, resopló y relajó su expresión, solo un poco, pues aun mantenía el ceño fruncido y las manos en los bolsillos, igual que cuando salió de su alcoba -. Gracias mamá.
-De nada y ¡Feliz graduación Shi-ro-chan! –esta vez fue solo por molestar y prueba de ello era que había hecho pausas entre las silabas de el apodo y lo había conseguido, pues aunque quería a su madre, cuando se molestaba en extremo, le gritaba por el apellido de ahora soltera que tenía desde el divorcio y muerte de su padre.
-¡Matsumoto! –Gruñó el albino y llegó a zancadas molestas al comedor, la habitación frente a la cocina, entrando y tomando asiento en la primera de las seis sillas, donde un plato de cereal, uno de fruta fresca, un vaso de jugo de naranja y uno de leche con chocolate, junto con los cubiertos, lo esperaban… -. ¡Sandía!
Su actitud molesta, incluso su ceño cambió al ver trozos de su fruta favorita –y adicción (N/A: Mía también) -, estaban cuidadosamente cortados en el plato, así comenzó a devorarlos feliz, manchándose las mejillas sin notarlo, siguiendo una vez terminada la sandía, con el plato de cereal, habiendo que destacar que lo comió más tranquilo, turnándolo con el de la leche, para finalizar la comida con el vaso de jugo natural. Limpió únicamente su boca y llevó los trastes a donde la mujer momentos antes se encontraba, lavándolos y dejándolos en el secador, quitando todo rastro de agua de sus manos con una servilleta y volvió al comedor donde había dejado su mochila, tomándola para salir por la puerta trasera de la casa, cerrando bien detrás de sí, caminando hacia la puerta de salida del jardín en la parte de atrás de la casa, pasando por un camino de grava pavimentada, hacia la puerta de la cerca blanca del jardín, saliendo por esta, captando sus sentidos a cierta peli negra saliendo por el jardín de su propio hogar.
A diferencia de la rutina relajada del peli platinado, la chica de ojos color ágata, en cuanto gritó “Pervertido” corrió a donde el chico le dijo estaban sus cosas, colocándose el pantalón que su amigo había colocado ahí, notando que la habitación se hallaba medianamente arreglada, suspiró y subió por sus piernas blancas y torneadas, la prenda, la cual era de un tono negro con un escudo de la escuela en los bolsillos de la parte trasera, se colocó también el chaleco de la escuela el cual era de un color guinda carmesí, llegando casi al rojo, pero no al grado, abrochó solo los últimos botones de su ropa y dejó los otros sin colocar bien, sonriendo ligeramente como si de una boba se tratase, aún con el sonrojo en su rostro.
-Que estupidez –susurró para sí misma y agitó su cabeza, el chalequillo le quedaba ajustado un poco y dejaba ver que sus curvas estaban ligeramente pronunciadas, pero debido al detalle de los botones, no le abrazaba totalmente su cuerpo.
Para terminar su apariencia, se colocó unos conversse negros de bota baja, dejando dentro de estos, el pantalón entubado que llevaba; así mismo sujetó su cabello húmedo en una alta coleta de caballo, tomando de la silla de su escritorio de estudio la mochila ya con sus últimos útiles dentro, saliendo de su habitación hacia el pasillo que daba al resto de su casa, justo la última habitación, en la esquina de su hogar, frente a su puerta estaba la puerta de la alcoba de sus padres, los cuales deberían ya estar desayunando, pasó los baños de ambas habitaciones, para bajar las escaleras que se encontraban justo frente al baño principal, el más grande, al pie de las escaleras se pudo observar el comedor de su casa, donde un peli naranja con un entrecejo permanentemente fruncido, degustaba de su alimento, junto a una chica de cabello rubio sujeto en dos coletitas bajas, largas, pues aún sujetas, llegaban a unos centímetros debajo de su cintura baja, la cual al notar la presencia de la morocha, sonrió ampliamente.
-Karin-chan, no pensé que te despertaras a tiempo –dijo sinceramente la rubia junto al oji almendrado, dando un gran bocado a su plato de cereal, el cual estaba a punto de ser consumido por completo.
-¡Por dios Yuzu! Sabias que hoy tenía que llegar temprano, te pedí me levantaras –reclamó muy apurada la peli negra, caminando hacia la cocina, habitación a un lado de el comedor, donde tomó un par de rebanadas de pan tostado, les untó mermelada de zarzamora y tomó un vaso para servirse leche, tomando directamente de la sartén un poco de huevo revuelto que su madre había preparado.
-Deberías sentarte a comer un poco más Karin –le llamó una mujer ya madura cabello castaño claro, muy hermosa, a quien la chica apresurada le dedicó una sonrisa suave, puesto que aún tenía un gran bocado en su boca, el cual pasó con dificultad, con ayuda del vaso de leche.
-Lo sé mamá, pero tengo que apresurarme, porque Yuzu no me levanto –la mencionada infló sus mejillas apunto de contraatacar, pero se vio interrumpida por la mirada burlona del peli naranja, su hermano mayor.
-No es culpa de Yuzu que tu sueño sea tan pesado que ni el estúpido de mi padre te haya molestado con todo el ruido que estaba haciendo –sonrió altanero el chico de ojos marrones.
-Yo no tengo el sueño pesado ¿Verdad Yuzu? –La miró buscando una respuesta, dudando un poco y luego recordó y habló en voz alta -, si no, el idiota de Toshiro no me hubiera levantado con simples pedradas a mi ventana.
Terminó triunfante pasándose otro bocado de pan tostado.
-Otra vez ese idiota de cabello blanco ¡No lo menciones un día por amor a kami-sama! –pidió irritado el chico alto, soltando un suspiro lleno de pesadez, nunca lo había soportado, siempre estaba tan cerca a su pequeña hermanita.
-Vamos Ichi-nii, sabes que solo es mi amigo –aclaró la morocha, ignorando el incidente de hace unos momentos en su alcoba donde el protagonista era su querido amigo.
-Tiene razón Ichigo, Karin y Toshiro han sido amigos incluso desde que yo y…
-Si mamá, lo sé, desde que tú y Rangiku-san estaban embarazadas, siempre nos lo cuentas. Aún así, ese pelos parados no me da buena espina ¿Cómo está eso de que su habitación está unida a la de Karin por ese estúpido balcón que mi padre construyo?
Sentenció y se cruzó de brazos enmarcando más su ceño fruncido, la peli negra terminó su par de rebanadas y sonrió, limpiándose la cara, apresurándose a ir al baño de la planta baja de la casa, donde se dio una última mirada revisando que no quedaran rastros de comida, incluso lavándose los dientes, no porque le gustara lucir bien, si no que, como la que daría el discurso de despedida de la generación, tenía que lucir presentable –en lo que cabe en la chica de la palabra presentable-, al terminar, salió a despedirse de su madre, su hermano sobre protector y apresuró a su hermana gemela a que saliera de la casa, corriendo por el corredor hasta la puerta trasera de la casa, saliendo y de ahí caminando por un sendero adornado, hasta una cerca blanca cortesía de su madre, al salir y cerrar la puerta de la cerca, se encontró con el albino, el cual aún tenía restos de sandía en sus mejillas, dejando que la morocha soltara una sonora carcajada, dejando a un extrañado y molesto albino frente a ella.
-De que tanto te ríes, cara de caracol –sentenció molesto, cortando la risa poco a poco de la chica.
-Lo siento ¿Desayunaste sandía de casualidad? –preguntó alzando una ceja llena de curiosidad, la cual se acompañó de una sonrisa al notar como el peli blanco se quedaba anonado por la cuestión de su amiga de ojos ónix, su rostro lo había dicho todo.
-¿Cómo lo supiste? –interrogó el mientras la chica sacaba de su bolsillo un pañuelo azul turquesa que siempre cargaba con ella -. Oye ¿Qué estas…?
-Cállate Toshiro- lo silenció y observó directamente a los ojos de azul turquesa, los cuales se confundían un poco con el color del pañuelo, pero al parecer de la azabache, sus ojos eran más lindos que el color de el pañuelo además de que el pañuelo no brillaba como sus ojos, siempre se lo había dicho, pues de pequeño, muchos lo molestaban por su extraña apariencia -, estas todo embarrado de sandía.
Limpió sus mejillas y el peli plateado no puso objeción, dejó sus manos en sus bolsillos esperando a que terminara y cuando lo hizo, recibió una sonrisa alegre, la cual devolvió por un micro segundo y regresó a su aspecto frío e indiferente de siempre.
-Bien, cuídate Karin, tengo que irme y tú también… -se despidió de su amiga, como todos los días, dando media vuelta -. Que te vaya bien en tu graduación.
-Gracias –susurró una vez este se alejó un poco, recibiendo un despido del albino solo con una mano, para ella también dar media vuelta y comenzar su camino a su escuela.

...


Listo, el discurso le había salido perfecto, solo era cuestión de relajarse, también había recibido su diploma y su familia había estado ahí para observar a ambas hermanas recibirlo, incluso su ocupado hermano se había hecho un espacio en la agenda ¡Hasta su cuñada! Bueno, la novia de Ichigo Kurosaki y prometida –pese a que el hermano de esta, no estaba muy conforme con la situación-. Todo había salido a la perfección y para celebrar, había decidido hacer un día de campo en familia, sin tener ninguna gran emoción en todo el, bueno… no tan grande.
Su familia no era precisamente la más tranquila de Karakura, todos destacaban por algo, ya sea su padre Isshin, por su actitud infantil ante todas las situaciones, la habilidad de Ichigo para meterse en problemas, la gracia de Rukia – ¿Notaron el sarcasmo?-, para regañarlo y sacarlo de los apuros, la amabilidad extrema de la pequeña Yuzu, la cual resaltaba siempre en sus manualidades, la belleza de Masaki Kurosaki, su madre, bien reconocida por este aspecto y por su gracia; por su parte la morocha resaltaba porque sus calificaciones eran excelentes, a pesar de todo, siempre era buena en deportes como Kendo, Futbol Soccer y Karate, no era precisamente la más femenina, pero esta, siempre tenía fans, oh más bien, chicas que la admiraban ya sea por haberlas sacado de algún lío o por su excelente forma de jugar, la cual solo era comparada por su amigo el albino… oh, y su heredado gen para meterse en problemas, líos y peleas.
Esa noche al llegar a casa ya no era una estudiante de escuela media, el próximo curso lo comenzaría en la preparatoria, la primavera indicaba un cambio, pero su decisión había tomado por sorpresa a todos, la había pensado desde hace mucho, justo después de entrar a la secundaria, mientras hablaba con su mejor amigo en el balcón, riendo de cualquier tontería que él decía –oh si, podía tener sentido del humor el peli blanco-, cuando sacó a relucir ese tema, un tema que justo ahora, recostada en su cama con la almohada sobre su cara, recordaba.

...

=Flashback (exactamente tres años antes)=

-Te lo juro, cuando patee el balón y Yachiru lo detuvo, terminó por rebotar en la ventana de la directora Tsumagi ¡Y me echo la culpa a mí! Que pesado-resopló y terminó su paleta de sabor piña con sandía.
-No tengo la mínima duda de que hubiera deducido lo mismo que ella, Karin. Conociéndote, se que eres tremenda y eres capaz de eso y más –le dedicó una sonrisa burlona y terminó también su paleta, del mismo sabor que la morocha, la cual se levantó de su placido lugar encima de la bolsa de dormir colocada en el balcón -. ¿Qué? Debes admitir que es verdad.
La chica se encogió en hombros y con ambas manos se recargó en el estomago del albino, al cual se le salió el aire por el peso de la chica y la fuerza que había incluido en ese ataque contra su persona.
-Ya lo sé, no necesitas recordármelo, pero me irrita que era la primera vez que no hacía nada ¡Y me echaban la culpa! –resopló molesta de nuevo y se quitó de encima del oji turquesa, el cual la observó detenidamente con una imperceptible sonrisa, solo para la chica de ojos ónix, la cual se la devolvió sin chistar.
-Karin…. ¿Sabes? He estado pensando mucho…
-¿En el qué?
-Quiero dejar de asistir a una escuela privada, dejar de ir a una escuela solo para muchachos –argumentó pensativo el chico mientras también se levantaba, dejando de estar recostado, quedando sentado sobre su propia bolsa de dormir, mirando perdido el horizonte de la zona norte de sus casas.
-Oh vaya, el querido y pequeño Shiro-chan, está creciendo y despertando sus hormonas –bromeó la chica cubriéndose la boca entre risa y risa, sabiendo que siempre le molestaba al chico que lo llamara así.
-No es eso –comentó sonrojado muy tenuemente y se cruzo de brazos -. Al demonio contigo Karin, lo que digo es que, me arte de estar siempre compitiendo por culpa de nuestras escuelas, aún ahora, aunque nuestras escuelas están al límite de Karakura a los lados opuestos, son rivales en todo y en ese todo estamos incluidos nosotros. Extraño jugar contigo al soccer solo por diversión, ya ni si quiera entrenamos juntos.
-Moh, estás diciendo que me extrañas –volvió a burlarse y el ceño del albino se frunció de nuevo, ignorando el sonrojo en sus pómulos, susurrando un “Karin” molesto -. Pero ¿Sabes?… Entiendo lo que tratas de decirme, yo también pienso lo mismo… pero no pienso cambiarme justo “ahora” y dejar sola a Yuzu…
Sabía su respuesta antes de decírsela, siempre se había preocupado por su hermana pequeña, la cual por alguna razón desconocida para todos, incluso para ella misma, no soportaba la presencia de los chicos, le daban “miedo” de alguna forma, terminando por llorar, claro, como siempre, exceptuando a su hermano mayor y a su padre… incluso Toshiro en algunas ocasiones no le daba miedo a la pequeña rubia de su hermana melliza, ella era la razón principal de Karin para estar siempre distanciado de él, pero no la odiaba, de hecho le daba ternura.
-Pero… -interrumpió sus pensamientos bruscamente la morocha y soltó un suspiro la misma -. Terminando la escuela media, quiero asistir a una escuela mixta, justo como tú lo dices… ¿Y si nos inscribimos en la misma?
El albino asintió ante la sugerencia de su compañera y amiga desde que tenía memora, probablemente la única chica que tenía como amiga, bueno, ignorando a las compañeras ruidosas de esta misma como eran Ururu, la prima de su compañero de clases Jinta, Yachiru –quien cada que lo veía le robaba sus dulces de sandía-, y Nelliel, agresiva pero divertida y siempre despistada y cabeza hueca chica, pero solo eran conocidas de él y la peli negra, conocidas gracias a ella. Esa noche eligieron como destino, por primera vez, una escuela dentro de la ciudad que siempre habían habitado, pero que nunca habían conocido, pues todo en absoluto lo trataban sus familias a las afueras o a los límites de esta.
=Fin del flashback=

...

-Que pesado, pero al menos lo tomaron bien, y esas molestas, tenían que sacar esos temas en la graduación, que pesadas… -un golpecito en su ventana se escuchó y se levantó de golpe, sabía la clave que ella y Hitsugaya habían inventado, prácticamente los tres golpecillos en su cristal indicaban un claro “Déjame entrar” por lo que solo abrió la puerta cuidando de no hacer un escándalo en la casa, era noche, después de todo -. ¿Qué paso?
-Ya le dije –declaró sin menor preocupación, con las manos en los bolsillos como siempre, ambos aún traían su uniforme, lo que hizo sonreír a la morocha enormemente -. ¿Por qué sonríes?
-Estaba pensando… el próximo ciclo escolar, estaremos usando los mismos atuendos.
-También piensas comprarte el uniforme de chico como siempre ¿Verdad? –aclaró, no en pregunta, si no en afirmación, a lo que la chica solo asintió una vez.
-Mamá me acompañara a comprarlo, Yuzu lo tomo mejor de lo que esperaba, incluso me entere que algunas estarán en la misma escuela que nosotros.
-Que irónico, Hanakari, Jeagerjaques, Ikkaku y Yumichika también asistirán a la Academia de Karakura.
-Pues solo se de Yachiru porque su tío trabaja ahí, por su parte Ururu estudiara con su primo en la escuela donde enseña su tutor el tal Kisuke Urahara, de Nelliel no sé el “porque”… Lo único que me irrita es saber que mi hermano aceptó un empleo en esa escuela hace poco, igual que Rukia-ne –ambos habían entrado a la habitación de la morocha, ella estaba recostada boca abajo en su cama y él en el sofá inflable al pie de esta, escuchando atentamente la explicación de su amiga.
-Creo que la razón tiene nombre de uno de los que mencione –aclaró el albino y la azabache recordó la plática con las chicas, a lo que frunció su cejo igual a su hermano mayor.
-Ni me lo digas, Nelliel no podía cerrar la boca con eso, Yachiru no paraba de preguntar detalles y ella de responderles, luego Yuzu entró a la conversación y el mundo valió mierda –se expresó, recordando que comenzaron a platicar de quienes les habían dado su estúpido primer beso y por primera vez en su vida, huyó como cobarde.De su hermana era bien sabido nadie se acercaba por su temor a los del sexo masculino y por su sobre protector hermano y hermana pero ella… Ella era diferente, a pesar de su carácter masculino en ocasiones, de su apariencia un poco desaliñada, de que siempre se le veía practicando soccer ó kendo, había tenido varias invitaciones a salir de la escuela rival, la escuela de muchachos privada a la cual, Toshirou asistía. Justo el tema estaba tornándose molesto para la azabache, al escuchar como Grimmjow había besado sin desenfreno a la chica de ojos de color gris pardo, la cual siempre había estado enamorada del peli azul, mientras Yachiru platicaba que su primer beso había sido dulce pese a todo, dando a conocer, sorprendentemente que ella fue la que le robó el beso a Ikkaku, por su parte Ururu se tomó la molestia de aclarar que ella solo había besado a Yumichika para darle celos a Renji, siendo algo inútil en su totalidad; la plática llegó a un punto odioso, todas se habían callado y se miraban en complicidad, la chica de cabello ébano sintió un escalofrío y abrió los ojos, topándose con las miradas curiosas de todas las presentes.
-¿Y eso? –cuestiono interesado Toshiro observando el multicambiante rostro de la peli negra, el cual no dejaba de molestarse, sonrojarse, ponerse en blanco y otras cosillas.
-Sus preguntas estúpidas e indiscretas me sacaron de quicio… pero hasta Yuzu comenzó a preguntarme por… -se cayó en cuanto notó lo que acontecía en la oración, pasó saliva con dificultad y resopló -. Por idioteces.
-¿De qué tipo? –Esto era divertido ¡Karin cambiando el tema! Sin duda la curiosidad del albino se había disparado, alzando una ceja esperando su respuesta, aunque de alguna manera la conocía, los hombres con los que estaba, también habían estado platicando de esa clase de cosas, sobre cuantas chicas habían besado, afortunadamente él había huido antes de que la cuestión se acercara si quiera a su persona, ese tipo de cosas eran las únicas que a su azabache amiga le irritaban, la clase de situaciones que por el simple hecho de existir, aborrecía e insultaba en su totalidad.
-Ya sabes… “esas” cosas –llevó su mano a la parte trasera de su cabeza y se despeinó un poco, algo atolondrada al no encontrar una manera de decirlas, que no fuera una directa; con ambas manos, esta vez, alborotó su cabello y siguió hablando -. Las cursilerías del romance, el primer beso y toda la cosa esa… bha, puras patrañas.
-Lo sabía –dictó el chico de ojos color aguamarina y sonrió triunfante, obteniendo una mirada fulminante de su compañera de ojos ágata -. Es el único tema que te incomoda y lo evitas a toda costa, por el simple hecho que no has dado tu primer beso.
-Cállate maldito enano arrogante –amenazó más abiertamente, entendiendo el punto, era la única chica de su “grupillo” que incluso con el instituto medio terminado, no había besado a ninguna persona o cosa viviente, aunque no porque no tuviera a quien, simplemente aborrecía esa especie de cursilerías, ver a todas idiotizadas por esas razones le hacían desear que nunca en su vida, se topara con que, al mirarse al espejo, tenía la misma cara de idiota, justo como la que su amiga de cabello azul turquesa, Nelliel, tenía hoy -. Si lo sabes, no tienes porque tocar el tema.
Sentenció algo molesta por la actitud del chico en su habitación, era extraño, de alguna forma no le molestaba en su totalidad hablar de ese tema con él, como con el resto de las personas, incluso a su hermana menor no le confiaría algo tan íntimo como el hecho de no haber dado aún su primer beso; por su parte el albino se encontraba pensando en si había cometido una estupidez al mencionarlo, pero se relajó en cuanto observó a la chica reír en silencio en su cama, a lo cual la acompaño con una silenciosa risita, relajándose de nuevo.
-Pero bueno, tu tampoco tienes nada que presumir Shiro-chan, ya que tú tampoco has dado tu primer beso –Karin se había levantado de su cómodo colchón para caminar hacía el mencionado y colocarse frente a frente, ella con las manos en la cintura y el, con él entre cejo fruncido al grado que casi parecía tener una sola ceja.
-Ya te dije que no me gusta me llamen de esa manera, loca -estaba molesto por el apodo, pero a pesar de eso, trataba esta vez de evitar el tema, él.
-Entonces no niegas que no lo has dado, ha.
-Bueno yo… -bajó la guardia flanqueando la barrera de frialdad que siempre mantenía presente, bien, sin duda muchas chicas siempre lo acosaban y regalaban tarjetas de San Valentín, lo invitaban a salir o de plano se le lanzaban directamente a abrazarlo o tratar de besarlo pero… -. Simplemente no me interesan.
-¡Eres gay! –chilló asustada abriendo los ojos de par en par, claro, a modo de broma.
-Por dios Karin ¡No digas estupideces! –cada comentario lo molestaba un poco más, pero sorprendentemente, ella siempre mantenía todo en el grado entre broma y realidad, lo que hacía difícil enojarse realmente con ella.
-¿Entonces? –cuestionó un tanto divertida por la situación y la cara del albino con el que charlaba.
-¿Y tú?
-Pregunté primero –bufó y cruzó sus brazos, el silencio llenó la habitación y ella caminó hacía esa parte terrorífica del lugar, resignada a no recibir respuesta de ese orgulloso peli blanco, llegando a su armario para cambiarse -. Te escucharé claro.
Su pregunta lo mantenía aún pensativo, sin duda tenía interés en el sexo femenino, como a cualquier hombre, algunas cosas le llegaban a atraer, como el olor de los perfumes dulces que ellas utilizaban, sus ojos, esos muy comentados “atributos” que muchos chicos llegaban a tener con las féminas, en los que él sin dudar, era sumamente discreto a la hora de observar. La verdad cuando los chicos con los que pasaba algo de tiempo en la escuela, se juntaban a hablar de esos temas, llegaban a ser sinceros, sínicos y algunas veces hasta crueles.
=Flash Back=
-Vamos Grimmjow, no pierdas oportunidad, todos sabemos que tienes interés en Nelliel, no por algo es de las más conocidas por ser tan lindas ¿Oh no chicos?
-Es verdad –habló un chico de cabello azulado -. En verdad debo admitir es bastante bonita.
-Lo que tu digas Hanakari –contesto el albino revisando el mensaje que tenía en su bandeja de entrada del celular, leyéndolo y contestándolo al instante, de una manera impresionante, cosa que no pasó desapercibida por ninguno de los presentes.
-Lo sé, aunque siempre lo diré, la mujer más hermosa y apetecible siempre será la madre del enano. Ella tiene el trono –bromeó probando la teoría de que no les prestaba atención, un chico de ojos y cabellera azul celeste -. ¿Tú qué piensas chibi?
-Si, aja –realmente fue una ignorada olímpica, que ni si quiera haya notado los apodos por los que lo haya llamado, mucho menos que dejara de teclear en su celular, un chico de cabeza rapada dio un sonoro suspiro y se cruzó de brazos.
-Déjalo ya, esta mensajeando de nuevo con su noviecita Karin, no te prestara atención a nada –comentó el joven con una ceja levantada, esperando ahora sí, les prestara atención.
-Ni es bonita, no sé qué le ve a ella ¡Ni femenina es! –comentó el chico de cabellera azulada de nuevo.
-¿Qué? ¿Qué rayos dicen Madarame, Ayasegawa? –Reaccionó terminando y enviando el mensaje, para cerrar su teléfono, observando al fin, como los presentes lo miraban con picardía y burla, por lo que frunció el cejo y los fulminó con la mirada, intimidándolos solo un poco -. ¿Qué tanto me ven con esa cara de tarados?
-Intentamos entender porque diablos te gusta ese Kuro Akuma(*)- le respondió sincero el peli rojo presente, cruzándose de brazos a la par que intentaba no dejarse intimidar por esa mirada de hielo que siempre tenía el peli plateado. (N/A: Kuro Akuma es demonio negro, pero lo utilizan más que nada por el apellido de Karin “Kurosaki”)
-¿¡Qué!? Están totalmente locos si creen eso –sentenció, cuestionando en un grito algo fuerte, sin dejar de lado su entre cejo fruncido enormemente, tratando de relajarse para que el poco calor que sintió en sus pómulos se desvaneciera, cosa que sucedió, recobrando la compostura -. Será mejor que nunca lo vuelvan a pensar, sobre todo si no quieren que le diga que la llaman demonio negro.
- ¿Qué quieres que hagamos? Es lo único que nos ocurre para que, la única chica con la que salgas sea chica-chico con problemas temperamentales, más aparte sea la única que te convenza de saltarte las clases con solo decírtelo oh pedírtelo “Por favor” –ignorando la amenaza del oji turquesa, aquel chico de cabellos azul cielo, soltó una enorme carcajada por demás burlona.
-Ni que lo digas Grimmjow, parece un completo mandilón, por lo menos para quienes lo tratan; además de que no se qué diablos le ve a la tabla de planchar sin ningún atractivo físico ¿Seguro que no es chico? –Cuestionó de nuevo el chico de ojos violáceos y cabello negro azulado, el cual recibió un cuaderno en su cara como respuesta -. ¡Qué diablos te sucede Hitsugaya! Mi rostro hermoso es intocable.
-No le digas tabla de planchar… ¿A caso quieres que a todos nos mate? –dudó un poco en cómo colocar la situación, el albino estaba consciente de cosas que los demás en su vida imaginarían.
-Lo sabemos Hitsugaya –interrumpió el calvo de nueva cuenta -. Pero hay que aceptar que si a su apariencia le sumamos su monstruoso carácter, no tiene nada que le interese a algún chico.
Te equivocas” pensó y sonrió enormemente en su cabeza el peli blanco.
Realmente su amiga siempre que no estaba en su casa cómodamente, usaba unos vendajes para aparentar un cuerpo que ya no tenía, puesto que ahora sus bien formados atributos, le causaban un carácter aún más irritable que otras cosas, razón por la que los mantenía ocultos a los ojos del mundo ¿Cómo lo sabía? Oh si, en aquella ocasión casi muere a manos de la azabache, por entrar sin avisar a su habitación ¡Pero quién demonios dejaba la puerta abierta de par en par!
Para finales de las clases del primer año en la escuela media, la chica comenzaba a sentirse un tanto diferente y hasta comportarse extraña, más todos los cambios surgieron en gran medida durante las vacaciones, aunque se veía extraña desde días antes de salir; su desarrollo sucedió de una manera increíble, para la mala suerte de la azabache claro, puesto que ella misma no se reconocía, mucho menos el albino lo lograría. Este estaba lleno de preocupación por su amiga, pues incluso había faltado todas las vacaciones a los entrenamientos que tenían con los pequeños a las afueras de la ciudad de Karakura, por lo que al ver la puerta abierta, entró sin más, pero al verla, incluso solo de perfil, el aliento se escapó de sus pulmones, debido a que su busto y su cadera se habían hecho más grandes, a la vez que su cintura se mantenía de un pequeño tamaño, dándole una figura de alguna forma espectacular, la cual era una hermosa vista para cualquiera del sexo masculino; Karin llegó a aborrecer aquella silueta suya ¡Incluso su mejor amigo desviaba la mirada! De sus ojos a… esas tonterías enormes que ahora tenía.
Bien, no llegaban a compararse con las de su madre o las de la madre de Hitsugaya, pero si trataban de hacerle competencia, superando las de su hermana que en ese entonces era considerada la chica que más había madurado del primer año. Decidió mantenerlas en secreto, fajándose con unas cuantas vendas, las cuales también usaba para hacer lucir a su cintura más gruesa de lo que realmente estaba, dejándola con un cuerpo falso el cual nadie miraba con demasiado interés.
-Supongo que así es –respondió al fin el peli blanco, resoplando hacia arriba, alejando un poco los flequillos que se posaban rebeldes en su frente.
-Se ha de admitir que cuando no está malhumorada puede ser la mejor amiga que se pueda tener, aunque eso es difícil de ver –habló el peli rojo de nuevo, rascándose la nuca un tanto confundido, el era amigo de la morocha, no tanto como el chico de orbes aguamarina, pero sabía que nadie era mejor que ella para guardar secretos o apoyarlos en decepciones amorosas, siempre sabía sacar el buen humor de todos… sobre todo si el padre de esta, Isshin Kurosaki, estaba cerca… aunque lo mejor de eso era agradecer el hecho de no tener la suerte de su padre, el cual juraban todos, debería estar muerto después de tantas demostraciones de “afecto” que le daba su hija de ojos color ónix.
=Fin del Flash Back=
-No hay mucho que explicar Kurosaki.
-Dime Karin –se escuchó desde el armario.
-Bien Karin.
-No puedo creer que a veces me llames por mi apellido siendo que nos conocemos desde siempre.
-Hmm… pero bueno –suspiró ligeramente relajándose un poco en el sofá inflable y cerró los ojos.
-Explícame lo poco que hay que entender entonces.
-Es como si yo te preguntara ¿Por qué no te has fijado en ningún chico? Seguro responderás algo como “Porque todos son unos idiotas” y asentiría sin dudarlo. Por mi parte, no he conocido alguna chica que lejos de fijarse en lo “atractivo” que soy, oh como me llaman todas esas hormonales; ninguna se ha detenido a charlar conmigo e interesarse realmente en lo que me gusta oh me disgusta, lo que me irrita o me alegra. Todas se dejan llevar por los rumores, ninguna se molesta en conocerme, en conclusión, son unas superficiales sin cerebro alguno que solo buscan llamar la atención.
-Bueno, en eso, acabas de describir a la gran mayoría de mis ex-compañeras de clase Toshi. Aunque tienes razón en muchas cosas; aquella persona que juzga solo por las apariencias, no vale la pena.
El silencio de nuevo reinó en la habitación y ninguno se incomodó, al fin la azabache salió de su armario y le dedicó una sonrisa, notando que estaba recostado en el sofá con los ojos cerrados, se acercó a él manteniendo una burlona sonrisa, tratando de hacerle una broma, más llamaron a la puerta de su cuarto.
-Karin-nechan, saldré con mamá un momento, estaremos en casa de Rangiku-san –aclaró la dulce voz al otro lado de su habitación, ella caminó a abrir y asintió.
-Bien Yuzu, no creo esperarlas, así que iré a dormir, mañana después de todo, ya son vacaciones de fin de curso.
-Si ¡Qué emoción!... Hermana, mañana saldré con Nel y las demás ¿Nos acompañas? ¡Por favor! –ese rostro si podía conseguirlo todo, aunque ella detestaba esas salidas en grupo donde todas hablaban de maquillaje, películas románticas y telenovelas, no se negaba a asistir a esos lugares con su rubia hermana gemela.
-Bien –musitó un poco cansada, era difícil negarse…
-Si… si quieres invita a Hitsugaya-san –dijo con nerviosismo la chica en el pasillo.
-¿Y eso?
-Nel llevará a Jeagerjaques-san y Ururu ira con su primo y Yumichika-san, por ende ira Madarame-kun y tal vez Abarai-kun –aclaró un tanto melancólica, siempre ese tipo de salidas ella terminaba rodeada de chicos y comenzaba a buscar cualquier escusa para irse, pero con su hermana melliza cerca, el miedo se esfumaba un poco, más si iban a ir en grupo, el mejor amigo de su hermana debería de estar incluido.
-Hmmm… Está bien, yo le digo a Toshi.
-One-chan –la llamó de nuevo -, tu sabes… ¿Por qué es el único que sabe todo de ti?
-Es mi mejor amigo Yuzu, no lo confundas –aclaró viendo el punto a donde quería llegar su hermana, con un ligero sonrojo.
-Bien… si tú lo dices Karin-chan -le sonrió un tanto divertida, no creía del todo eso -. Hasta mañana.
¿Por qué la cuestión de la rubia? Pues verán, por sus amigas, ósea, sus novios, sabía que Toshiro Hitsugaya siempre defendía a su hermana si llegaban a hablar mal de ella, lo mismo pasaba con Karin, si alguna comenzaba a insinuar cosas o rumores con respecto al albino, ella las paraba en seco, era extraña la relación que esos dos tenían, pero… era lindo saber que su hermana al fin podía estar más tiempo con el “Quien sabe, en una de esas terminan juntos” pensaba alegre, siempre le gustaban las historias románticas y que su hermana fuera protagonista de una, era lo mejor… Ojala pudiera eliminar ese extraño temor y algún día tener el protagónico de una, así como esas novelas de la televisión donde el final acaba con un dulce beso y un “Vivieron felices para siempre”.
Una vez volvió a cerrar la puerta, caminó de regreso a su cama, se le había borrado la maldad en el momento en el que notó en el quinto sueño a su víctima, digo, a su amigo peli blanco; arregló un poco la blusa roja larga que traía y el short oculto debajo de esta, el cual era de color negro, la pijama de la chica en la cual ya no tenía la faja que usaba en el exterior. Soltó su cabellos, le dejó una cobija cubriendo al albino, un beso leve de buenas noches en su frente y se recostó, regañándose, pues siempre que lo veía dormido y sin su ceño fruncido hacía eso, pero simplemente era porque se veía… adorable.



Asteron Astix Kurosaki Hitsugaya